En el vasto paisaje de la historia africana, emerge una figura excepcional que ha dejado una marca indeleble en el continente y más allá. Wangari Maathai, originaria de Kenia, se alza como un símbolo de lucha, resiliencia y esperanza para su país y para el mundo entero.
Ella, una destacada activista ambiental y defensora de los derechos de las mujeres, dejó un impacto imborrable en el mundo a través de su incansable trabajo en la reforestación y la promoción de la paz. Su apodo, la “Mujer Árbol”, encapsula no solo su dedicación a la naturaleza, sino también su profundo compromiso con la justicia social y la sostenibilidad.
Nacida en 1940 en el seno de una familia humilde en la región rural de Nyeri, en Kenia, Maathai enfrentó desde temprana edad los desafíos de la pobreza y la discriminación de género. Sin embargo, su determinación y su pasión por el conocimiento la llevaron a sobresalir académicamente, convirtiéndose en la primera mujer de África Oriental en obtener un doctorado. A lo largo de su vida, Maathai se comprometió con la defensa del medio ambiente, reconociendo la estrecha relación entre la salud del ecosistema y el bienestar humano. Fundó el Movimiento del Cinturón Verde en 1977, una iniciativa que promovía la plantación de árboles para combatir la deforestación y la desertificación en Kenia. Su trabajo no solo ayudó a restaurar paisajes degradados, sino que también empoderó a las comunidades locales, especialmente a las mujeres, al brindarles medios de subsistencia sostenibles y fomentar su participación en la toma de decisiones.